jueves, 19 de agosto de 2010

Año 2010 registró temperaturas record en la historia del planeta


Los países industrializados dañan el ecosistema mundial


Por Sylvia Ubal

En la primera mitad del año 2010 los expertos en efectos climáticos han considerado que este año ha sido el más caliente, que se haya registrado en la historia y con consecuencias climáticas extremas en todo el planeta, que pueden causar sequías e inundaciones. Según el profesor Phil Jones, de la Universidad de East Anglia (Gran Bretaña) el efecto invernadero y el fenómeno de “El Niño” han causado condiciones extremas en todo el mundo, un aumento de las temperaturas medias en el océano Pacífico y el deshielo en el Ártico.

Al mismo tiempo, el científico estadounidense Jim Hansen, que en 1988 advirtió sobre el cambio climático, ha indicado que el calentamiento global puede quedar fuera de control y cambiar por completo al planeta a menos que se tomen medidas rápidamente para revertir el aumento de las emisiones de carbono. Hansen afirmó que el cambio climático puede incrementar el nivel de los mares y causar la extinción de especies. Su posición es compartida por el asesor científico del Gobierno británico, David King, quien considera “esencial” llegar a un acuerdo lo antes posible sobre las emisiones de carbono, causantes del efecto invernadero.

En general, los científicos coinciden en que los mayores niveles de dióxido de carbono y otros gases invernadero impiden la irradiación del calor de la superficie terrestre y han sido el factor clave del aumento de las temperaturas desde 1880.
Por otra parte, el análisis de datos proporcionados por satélites de la NASA han sumado un nuevo factor a la contaminación atmosférica y al calentamiento global: la pérdida de biomasa en las zonas tropicales. Esa pérdida como resultado de incendios forestales y la quema de hojas y otro tipo de restos vegetales se suma a la emisión de gases invernadero como causas principales del calentamiento global.

De acuerdo con un comunicado del Laboratorio de Propulsión a Chorro, la eliminación de esa biomasa, produce dos de los principales contaminantes; el monóxido de carbono y el óxido de nitrógeno. Además, contribuye a la formación de fenómenos climáticos. Hasta ahora se consideraba que el mayor factor de contaminación en la atmósfera era la emisión de gases invernadero procedentes del uso de combustibles fósiles.
Sin embargo, con los nuevos satélites atmosféricos, los científicos han logrado seguir la pista de los elementos químicos presentes en la atmósfera y han descubierto que la cantidad de biomasa quemada en África subecuatorial y en la región de Indonesia y Australia es alrededor de dos o tres veces superior a lo que se calculaba.

Sin embargo, no se pueden inferir tendencias en las temperaturas mundiales por la experiencia de un año, pero ignorar ese hecho ha sido desde hace mucho uno de los trucos favoritos de quienes niegan el cambio climático: señalan un año inusualmente caliente en el pasado y dicen: “Miren, el planeta se ha estado enfriando, no calentándose, desde 1998”. En realidad, fue 2005 y no 1998 el año más caliente hasta la fecha; pero el punto es que las temperaturas que rompen récords las estamos experimentando ahora en el 2010 Y el planeta seguirá cocinándose.

La gran estrategia transnacional: una amenaza contra la vida.

Uno de los indicadores más fiables de la versión desigual de la globalización, lo constituye la consolidación y ampliación del dominio transnacional. Las empresas transnacionales en el contexto de la imposición neoliberal ampliaron sus tentáculos y abarcaron en sus grandes negocios la prestación de servicios públicos estratégicos a escala planetaria y la privatización/explotación de los recursos naturales.

Bajo el argumento de la integración comercial crean, de la mano de las instituciones financieras multinacionales y de la Organización Mundial del Comercio, las condiciones propicias para implementar y prolongar “un nuevo saqueo global”, estableciendo sus propias reglas, y han montado una enorme campaña de desinformación para proteger sus balances económicos.

Para las empresas transnacionales no existen fronteras capaces de impedir su ensanchamiento económico cuando su objetivo, además de obtener una mayor acumulación de capital, es conseguir mayores cuotas de poder, desmantelando los aparatos Estatales, corrompiendo las esferas de decisiones, justificando guerras de intervención y condicionando financieramente a los países a partir de una estrategia global que busca lograr un creciente control de la producción, los servicios, los recursos naturales y hasta la misma vida.

Vemos a los científicos que cuestionan el consenso sobre el cambio climático; vemos a organizaciones que impulsan escándalos falsos, y vemos también a los comités de asesores que dicen que cualquier esfuerzo para limitar las emisiones paralizaría a la economía. Una y otra vez, se encontrará que están en el extremo receptor de un ducto de financiamiento que empieza con las grandes compañías de energía, como Exxon Mobil, que ha gastado decenas de millones de dólares promoviendo la negación del cambio climático, o Koch Industries, que ha patrocinado organizaciones antiambientalistas durante dos décadas

Y las empresas transnacionales siguen la misma tendencia de explotar los recursos naturales para sus fines de lucro: la explotación minera, la mercantilización del agua, la extracción de petróleo y la usurpación de la diversidad biológica, llegando al extremo de patentar las variedades biológicas mesoamericanas para sus futuros planes comerciales.

El poder de las transnacionales es de tal magnitud que el futuro de un país entero se decide en sus oficinas centrales con sede en los países miembros del G-7. Es en Washington, Madrid, Tokio o Londres donde se toman las decisiones que resultan en mayores niveles de pobreza en lo que ellos siguen denominando como Tercer Mundo, marcando una diferencia abismal no solo en términos de la calidad de vida, sino en aspectos sociopolíticos, culturales y tecnológicos.

Las corporaciones transnacionales son las responsables de la peor contaminación ambiental, del calentamiento global, de la manipulación genética, de las guerras (Irak, Afganistán), de las muertes violentas y de las muertes por enfermedades. En su actual estrategia pretenden apropiarse del agua, del oxígeno, de la vida, del futuro.

Las transnacionales se reparten el mundo como un inmenso pastel prescindiendo de las necesidades básicas de los pueblos. Están en todos lados y hasta en los países más pobres operan generando ganancias que superan los presupuestos públicos.

Las Corporaciones multinacionales se dividen la explotación de los recursos naturales

Para algunas de éstas empresas el petróleo se ha convertido en algo así como la sangre del sistema capitalista y es un recurso estratégico que mueve la economía del mundo y que justifica guerras de intervención para favorecer a una decena de empresas: Exxon, Mobil, Texaco, Chevron, Shell, British Petroleum, AGIP-Phillips, Elf y Amoco

La industria farmacéutica es otro de los puntos fuertes de las transnacionales; unas cuantas de ellas dominan el mercado mundial de estos imprescindibles productos: Bayer, Abbot, Aventis, Lancasco, Merck, Pfizer, McKenson, Hoechst, Shering, Bristol-Myers, Squibb BMS por citar algunas de las más poderosas.

Pero además, la industria farmacéutica transnacional pretende monopolizar el derecho exclusivo de mercadear la medicina y a través de las imposiciones comerciales pretende bloquear la producción y venta de medicina genérica, también pretende controlar las plantas curativas de la medicina tradicional de los pueblos indígenas.

Las trasnacionales comercializan con todo y cada vez más, abarcan la agricultura y la producción alimentaria en sus negocios, en ambos casos se han experimentado severos cambios en los últimos años por la introducción de los productos transgénicos.

A través de la manipulación genética, se producen actualmente alteraciones en las plantas para acelerar el crecimiento, aumentar el peso y dotarlas de insecticidas incorporados a su código genético o producir semillas estériles con lo que se incrementa la dependencia de la agricultura y se engorda a las grandes trasnacionales agroquímicas como Monsanto, Syngenta, Aventis, Seminis, Advanta, Groupe Limagrain, Sakata, Delta & Pain Lane, KWS AG, Bayer Crop. Science y Down, vulnerando la soberanía alimentaria, afectando a millones de campesinos, especialmente los pequeños productores.

Las mismas características encontramos en un amplio abanico de ejemplos del poder transnacional, que va desde cadenas globales de restaurantes (Mcdonald´s, Pizza Hut), de tecnología informática (Microsoft, Apple), de las comunicaciones celulares (Motorola, Nokia), de la telefonía móvil y fija (Americatel, Telefónica) de entretenimiento e información (HBO, AOL, CNN), en la explotación minera a cielo abierto (Glamis Gold Internacional –Montana-), y las transnacionales interesadas en la privatización de la distribución del agua domiciliaria (Internacional Water Limited, Betchel Enterprises), o de las embotelladoras de agua pura o gaseosas (Coca-Cola, Pepsico) también forman grandes firmas de artículos de deporte (Nike, Reebock), de maquinaria de construcción (Topke, Caterpillar), de fabricación de automóviles (Ford, Toyota) de cereales (Nestlé, Kellog´s) de aparatos electrodomésticos (GE, Samsumg) por citar solamente algunas.

A todas las atraviesa un rasgo en común: son, como dice Chomsky, “creaciones artificiales, monstruos listos para devorar todas las ganancias que puedan a costa de quien sea”. Forman parte de un sistema de muerte, porque ponen en peligro directo las condiciones ambientales en el planeta y amenazan la calidad de vida de millones de excluidos y excluidas en el mundo.

sylviaubal@gmail.com

1 comentario:

Luis Daniel dijo...

De acuerdo con tu acusación a las transnacionales pero disiento con respecto al origen del cambio climatico. Examinando las dos posiciones necesitamos traspasar cualquier politización energética y llegar a la ciencia real y su origen y, establecer de ser el caso -y como creo que es- que no es posible afirmar que existe un calentamiento y que de ser asi sea causado por el hombre. En este punto debemos llegar al fondo del asunto, salir de propagandas y politica; y esto es lo mas importante, no todos podemos hablar asi no mas de ciencia climatica y ahora cualquier político hace esto. La ciencia climatica es una de las mas complejas y muy joven aún. No niego el desastre de las transancionales y la desforestacion, el problema va a ser cuando nos impongan un impuesto verde para remediar la ambición de unos pocos. acaso no estamos ante un lavado cerebral que nos señala como culpables de la destruccion del planeta, quien es mas culpable ? yo o esos señores que firman documentos con los gobiernos repartiendose nuestros recursos. Quien debería pagar ?.

Saludos Daniel.